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"Los trabajadores, cuando son convocados, proponen ideas"

Cynthia Ottaviano presentó la “Guía para la cobertura periodística responsable de desastres y catástrofes” ante la presencia de 90 trabajadores de la comunicación. “Ahora esperamos que esa buena predisposición la tengan las empresas periodísticas”.

El acto se llevó a cabo en el salón del segundo piso de la Cámara de Diputados de la Nación. Los profesionales tendrán 15 días para incorporar modificaciones al texto, creado para tomar conciencia de lo que significa el trabajo mediático en situaciones límite. Y velar por las condiciones de seguridad en las que se desenvuelven los hombres y mujeres de prensa.

La apertura estuvo a cargo de la Defensora del Público, Cynthia Ottaviano, que planteó la necesidad de que los mismos trabajadores de los medios audiovisuales se pregunten cuáles son los límites a la hora de informar y buscar primicias, sobre todo en medio de cuadros de emergencia donde está en riesgo la vida. “Esta charla es el fruto de siete encuentros anteriores -explicó-, donde más de sesenta trabajadores de medios audiovisuales contaron sus experiencias, plantearon necesidades para desarrollar sus tareas y aportaron ideas para la elaboración definitiva del documento”.  En esas jornadas participaron periodistas, camarógrafos, editores, técnicos y productores de canales televisivos públicos, privados y comunitarios. Como así también personal de radio y señales de cable.

Entre otros estuvieron presentes Glen Postolski, responsable de la carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; Roberto Caballero, periodista de CN23 y Radio Nacional; la escritora y columnista Sibila Camps; el docente especializado en medios, Damián Loreti; y la periodista de investigación, Miriam Lewin. También formaron parte de la presentación la senadora nacional Liliana Fellner; Víctor Taricco, subgerente de noticias de la TV Pública; y Valeria Zapesochny, coordinadora de Información Pública del Ministerio de Salud de la Nación.

Uno de los expositores fue Carlos Marino, delegado del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), que agradeció “haber sido invitado para esto, que no es ni más ni menos que instalar una ética perdida desde hace mucho tiempo en los medios. Hoy es muy fácil confundir una catástrofe con la posibilidad de un par de puntos de rating. Eso hace que ante una terremoto, por ejemplo, las empresas busquen reflejar el sufrimiento antes de querer ayudar a la gente que sufre”. Marino también habló de las pésimas condiciones de seguridad en las que se desempeñan los movileros y camarógrafos. “Como anécdota, si un camión de exteriores cubre una gran inundación, es común que haya una o dos capas de lluvia para veinte personas”.

El periodista Sergio Elguezábal sostuvo que “la Guía nos invita a pensar fundamentalmente en la gente, y en contar los hechos, que deberían ser nuestro principal objetivo”. Y coincidió con Marino en que los canales “utilizan música tétrica que lo único que agrega es dramatismo a una situación que ya es bastante dramática para el que la sufre”. Para Liliana Arias, cronista de Radio Nacional, es inútil “pelearse por una primicia, porque debido a la revolución de las comunicaciones, es normal que en la actualidad, un hecho determinado sea conocido masivamente en pocos segundos. Entonces, ¿por qué pelearnos por eso, a riesgo de transmitir más caos del que se produce?”.

El panel también contó con la intervención de Ricardo Granata, camarógrafo de 360TV; Pablo Antonini, secretario de la Mesa Nacional del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO); Enrique Pareta, productor de CN23; y Javier González, uno de los responsables de FM La Boca y delegado de la Asociación de Radios Bonaerenses. Granata solicitó “capacitación para los comunicadores, porque un trabajo periodístico en medio de una tragedia no se resuelve solamente con buena voluntad”. Y también que la Guía “circule en las empresas periodísticas, para interpelarlas y hacer que apoyen este decálogo”.

La idea de elaborar el documento surgió en base a la observación del tratamiento que los medios brindaron a las últimas inundaciones ocurridas en la Ciudad de Buenos Aires y en La Plata, a comienzos de abril. La manera en que las radios y canales informan cada vez que se producen hechos de estas características, donde las condiciones de trabajo son bastante complicadas y peligrosas para los encargados de la cobertura, sirvió como impulso para la creación de un protocolo que diseñara modalidades básicas para desempeñarse bajo esas circunstancias.

Por otro lado, la redacción del documento apuntó a establecer cuestiones éticas elementales, teniendo en cuenta que muchas veces las empresas periodísticas instan a sus trabajadores a conseguir “primicias” que pueden complicar, en estos casos, la seguridad de los damnificados ante una emergencia determinada.

La elaboración de la Guía se fue dando a lo largo de una serie de jornadas organizadas por la Defensoría, en las cuales, a través de charlas abiertas, distintos actores de la comunicación fueron aportando ideas para su confección. De esas jornadas, realizadas a lo largo de dos meses, participaron periodistas, camarógrafos, técnicos, productores, editores, columnistas y movileros, entre otros.

Agregado al texto base, los presentes en la charla tomaron conocimiento de un Decálogo integrado por principios básicos, referidos a las fuentes de información, la preparación para afrontar la emergencia, el rol social de los comunicadores, la preservación de la propia vida de las trabajadoras y trabajadores de los medios, el contemplar a la información como un servicio, el respeto a la intimidad y la integridad humana de los afectados, el cuidado integral de los comunicadores, la necesidad de llevar adelante una evaluación posterior de la cobertura periodística, la instalación del tema en la agenda, y el desarrollo de una investigación vinculada a la emergencia, después que ésta se produzca.

Ottaviano agregó que “el consenso logrado para hacer realidad este proyecto demuestra la buena predisposición de los trabajadores de los medios audiovisuales, que cuando son convocados, proponen y aportan  ideas con entusiasmo. Ahora, esperamos que esa buena predisposición también la tengan las empresas periodísticas, para que esos trabajadores se desempeñen con las condiciones de seguridad que merecen. Y para que ante situaciones límite, en emergencias vinculadas nada menos que con la vida y la muerte, la urgencia por dar una noticia no ponga en peligro a ninguno de los que sufre esa situación dramática”.

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