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Entrevista abierta con Phil Maguire y Ruth Armstrong, de Prision Radio Internacional

jueves 7 de diciembre de 2023

La Defensora del Público Miriam Lewin entrevistó a Phil Maguire y Ruth Armstrong, de Prison Radio International, para conocer detalles sobre la propuesta y saber qué características del trabajo con las cárceles argentinas les parecen interesantes.

En el marco de la primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contextos de Encierro, organizada por Prison Radio International (PRI), FM La Tribu y el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, del cual la Defensoría fue parte, la Defensora del Público Miriam Lewin entrevistó a Phil Maguire y Ruth Armstrong, de Prison Radio International del Reino Unido.

En la charla pública se habló sobre el nacimiento de Prision Radio, sobre los lineamientos que utilizan cuando hacen periodismo en la cárcel y si es posible hablar de periodismo independiente o de libertad de expresión en contextos de encierro.

En el cierre, la Defensora preguntó qué características del trabajo con las cárceles en Argentina les parecen interesantes o únicas.

Miriam Lewin: ¿Cuál es la historia de Prison Radio? ¿Cómo nació?

Phil Maguire: En Reino Unido, Prison Radio nació en una prisión llamada Feltham, una institución para jóvenes delincuentes. Se trata de una prisión muy famosa en este país, pero por las razones equivocadas. A lo largo del tiempo la gente ha perdido la vida en ese lugar y ha vivido en circunstancias muy difíciles. Quien tuvo la idea de darle a los chicos de ese lugar algo que fuera de su propiedad fue una persona que vivía cerca de la prisión. Su idea fue darles una estación de radio con la que pudieran contar cuando se sintieran solos, cuando estuvieran asustados, cuando se sintieran vulnerables en una fría y oscura celda durante la noche. Que pudieran encender una estación de radio que les perteneciera, de la que fueran sus dueños, y así escuchar algo que los reconfortara. Una radio de la que se sintieran parte, pero sobre todo que les diera la oportunidad de participar de un proyecto fructífero y positivo sobre la comunidad y la comunicación. Además, esta persona pensó que si era posible crear una emisora de radio dentro de ese lugar tan complejo, las personas que vivían allí podrían empezar a pensar que otras personas valoraban lo que tenían para decir y que de hecho ellos mismos tenían algo valioso que decir. Y eso tuvo un efecto transformador en la prisión.

 

M.L.: ¿Cuáles son los lineamientos que utilizan cuando hacen periodismo en la cárcel? ¿Podríamos hablar de periodismo independiente o de libertad de expresión? ¿Hay censura?

P. M.: Hemos recopilado una serie de pautas editoriales. En realidad, tomamos el manual de estilo de la BBC, que es un documento largo, y tratamos de simplificarlo para hacerlo mucho más corto y más fácil de entender para cualquiera que trabaje en un entorno penitenciario, y adaptarlo para que sea relevante para el trabajo dentro de una prisión. Así, creamos un documento y lo compartimos con el Ministerio de Justicia y el servicio penitenciario y les dijimos aquí tienen un borrador. Por favor, tómenlo y adáptenlo, queremos que sea su documento, no el nuestro, y si podemos llegar a un acuerdo sobre este documento, trabajaremos dentro de estos parámetros. En este contexto siempre hemos tenido muy claro que somos buenos periodistas haciendo buen periodismo, y esta ha sido una conversación realmente interesante, porque dependemos de nuestra relación con el servicio penitenciario. No podríamos operar la radio penitenciaria nacional sin acceso a la gente que vive en las prisiones y sin acceso a las prisiones, así que dependemos de ellos. Pero no les ofrecemos una voz ilimitada en la radio penitenciaria nacional. Hacemos con la radio nacional penitenciaria lo que hacen todos los buenos periodistas: hablar de temas importantes y hacer que el poder rinda cuentas. Le hacemos preguntas muy difíciles a los responsables [del sistema penitenciario] acerca de la manera en la que gestionan el servicio que prestan. Es decir que encontramos la forma de poder actuar como periodistas independientes dentro de ese sistema.

 

M.L.: Ruth, ¿Si tuvieras que convencer a las autoridades de una prisión reticentes a autorizar una experiencia de comunicación, en este caso radial, qué argumentos usarías?

Ruth Armstrong: Durante veinte años trabajé en la Universidad de Cambridge y realicé muchas investigaciones en cárceles. Estoy en condiciones de decir que está comprobada la importancia del diálogo en las cárceles y de que el poder sea ejercido de forma transparente. Si bien en general quienes ejercen el poder no están muy interesados en, por ejemplo, llevar adelante un programa de radio en las cárceles, lo cierto es que la radio puede ayudar a que haya un diálogo transparente con el poder, puede darle la una oportunidad de contestar preguntas con honestidad y transparencia. Y es por ello que quienes ejercen el poder también deberían estar interesados en que existan este tipo de espacios.

M.L: Ruth, ¿qué tipo de trabajo está llevando adelante Prison Radio International?

R. A.: Actualmente estamos trabajando en construir una red mundial que recopile proyectos de radio en las cárceles. Hemos empezado hace un año y medio y estamos llevando adelante una investigación exhaustiva. Empezamos por América Latina, recogiendo información acerca de diferentes proyectos. De hecho (y esto puedo decirlo porque estoy trabajando en este momento en el reporte de lo realizado) estamos al tanto de que hay más de treinta y tres diferentes proyectos en América Latina en total, llevados adelante en siete países diferentes. Es decir, que hay una gran experiencia en lo que hace al ejercicio de radios en cárceles. Y si bien hay numerosos y diferentes proyectos, todos trabajan con un propósito parecido: el de escuchar la voz de las personas privadas de libertad y darle espacio, tanto cuando están dentro de las prisiones, como cuando salen. 

M.L.: Tengo entendido que en las cárceles hay varios diarios… ¿Qué temas abordan estos medios?

P.M.: Actualmente hay dos o tres periódicos, pero el más antiguo, con el que estamos asociados, se llama Inside Time. Allí publicamos la programación completa de la radio. Los temas son amplios, pero me parece que lo que genera mucho interés son las cartas de las personas privadas de libertad que escriben al periódico para hablar de temas que los afectan. Gran parte de las editoriales del periódico están escritas por personas que están en prisión, y también hay artículos sobre noticias que pueden afectar a las personas privadas de libertad o a sus familias. Hay mucho contenido, pero es un periódico de muy buena calidad.

M.L.: ¿Qué características del trabajo con las prisiones en Argentina les parecen interesantes o únicas?

R.A.: Tengo años [de trabajo] en cárceles de diferentes países de América Latina y lo que veo en común (y creo que también está presente en la forma en la que se respeta el derecho a la comunicación), es que los proyectos surgen de las necesidades. Y en lugar de estar peleando entre personas por necesidades, que son muy reales, en América Latina veo que hay un espíritu de cooperación. Que las personas buscan la manera de conectarse para sobrevivir juntos. Entonces, lo que surge en las cárceles es un tipo de sociedad que realmente no vemos tanto en Inglaterra. Pues aquí todo el mundo tiene para comer, tiene un techo, entonces dejamos de preocuparnos por lo que está pasando adentro [de las prisiones]. Y esto es realmente lo que me inspira de América Latina: ver las necesidades y ver cómo se responde a esas necesidades: tejiendo vínculos para construir un mejor futuro para todos.

P.M.: Para mí el tema central es que Argentina es muy respetuosa de los derechos, es parte de su cultura y de su identidad. En Reino Unido creo que la gente no siente la necesidad de luchar por sus derechos. No es que los den por sentado, es que nunca se han puesto a pensar realmente en ello. Tener la oportunidad de experimentar una cultura, una sociedad en la que los derechos son tan importantes fue estimulante y emocionante, pero verlo en acción en las prisiones que visitamos fue asombroso. En Reino Unido, la radio en las prisiones no surgió del deseo de la gente de expresarse y comunicarse, sino de organizaciones, como la mía, que dijeron: “Creemos que esta puede ser una buena idea”. En Argentina parece ser que los proyectos nacieron de un deseo y de la necesidad de las personas que están privadas de libertad, que además saben que tienen ese derecho. Así que lo más importante que me llevé de la visita a Argentina fue esa lucha que la gente parece llevar dentro.

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