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La Defensoría en el Festival de Cine Migrante

El organismo fue especialmente invitado a participar del “4to. Festival Internacional de Cine y Formación de Derechos Humanos de las Personas Migrantes”. Lo hizo en una charla en el Centro Cultural de la Cooperación, de la Ciudad de Buenos Aires.

La edición de este año consistió en la exhibición de 80 películas, y la realización de conferencias, charlas y mesas redondas, con el objetivo de “intercambiar miradas y reflexionar sobre la movilidad humana y los derechos de las personas migrantes”, según la convocatoria de los organizadores.

Dentro del programa oficial, la participación de la Defensoría del Público a través de Gerardo Halpern, director de Investigación, Análisis y Monitoreo, giró en torno al papel de los medios audiovisuales en el tema. En la mesa “La construcción del ´otro´, modos de estigmatización. Discriminación, Xenofobia y Racismo en la sociedad. Cambios y perspectivas en los modos de comunicación”, el representante de la Defensoría estuvo acompañado por el filósofo y docente Darío Sztanjnszrajber, y el antropólogo Alejandro Grimson. La charla fue coordinada por Florencia Mazzadi.

“El nombre de la charla menciona al ‘otro´  -afirmó Halpern-, y es justamente ese concepto el que toma la Defensoría cuando surge para trabajar por la pluralidad de voces, considerando que los oyentes o televidentes ya no son meros consumidores, como en la época de la dictadura cívico militar, sino sujetos de derecho. Uno podría preguntarse, entonces, quién es el otro. En el discurso del poder, de los grupos mediáticos dominantes, ‘el otro´ es alguien que consume. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que en estos días cumple 4 años desde su sanción, vino a cambiar ese paradigma mercantilista y liberal, marcando que hay derecho a dar información, pero también a recibirla”.

“En ese doble juego -agregó-, la Defensoría surge como herramienta para canalizar las demandas de aquellos que se sienten atacados cuando la información los agrede, o cuando una determinada información que debería darse no ocupa espacio en los canales o las radios. Pienso en grupos vulnerables, como la niñez, la mujer, los homosexuales, o el tema que nos ocupa, los extranjeros”.

Explicó que “una investigación desarrollada en la Defensoría determinó que casi un 30 por ciento de las noticias de los noticieros de aire en la Ciudad de Buenos Aires están centradas en temáticas policiales y de inseguridad. Que ponen el acento en las micro historias, en el sufrimiento y en la problemática individual, queriendo imponer morbo y espectáculo por sobre una rigurosidad informativa. Con un agregado: cuando pueden, esos medios agregan el ingrediente xenófobo. Por ejemplo, hablan de determinada banda de delincuentes, y como al pasar, hacen mención a que su cabecilla es peruano, o colombiano. O utilizan el término ´mafia china´, a esta altura, ya convertido en un latiguillo recurrente”.

Grimson coincidió en lo peligroso que significa “sobredimensionar lo policial en los medios de comunicación”, y en las “miradas noticiosas con fuerte contenido discriminatorio”. Una modalidad “evidenciada en los años 90 desde el poder del Estado, y que aún persiste en buena parte de la población y en determinadas figuras políticas”.

Para Sztanjnszrajber, las identidades “están en crisis porque atravesamos un período de mixturación de las culturas. El migrante no cuaja en las identidades nacionales, lo que nos ayuda a entender otro tipo de migraciones, como las sexuales, por ejemplo. Son figuras que rompen la dicotomía, y eso, a los medios les interesa en tanto objetos de discriminación”.

“Decir migración es decir movimiento -sostuvo Mazzadi-, el movimiento que emprenden naturalmente los sujetos por el solo hecho de ser tales, y que trasciende los Estados-Nación. Y estamos acá para hablar de eso, de nuestra esencia como seres humanos. Porque el movimiento es lo que define la esencia de la vida”.

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