En un taller en Tandil, chicas y chicos contaron qué les gusta, qué cuestionan y qué esperan de los medios. En un video sintetizaron: “Basta de repeticiones. Por una TV más diversa”.

La Defensoría del Público dedicó el sábado 29 de junio a conversar con chicos y chicas de Tandil, a acercarse a sus gustos, a sus expectativas, a sus modos de relacionarse con la radio y la televisión.

Ese día, en la sala donde 24 horas antes se había realizado la Audiencia Pública de la Región Buenos Aires, se convocó a jóvenes para que la palabra siguiera circulando. Hablaron, entonces, de la publicación de imágenes escabrosas de una chica asesinada. Del mismo capítulo visto una y mil veces. De la falta de recursos de los canales de televisión local para producir programas de calidad. De lo poco que los jóvenes son consultados, incluso cuando se trata de temas que los involucran directamente.

Sus consumos tienden a concentrarse en Internet. Construyen recorridos propios en la red de redes. Intercambian imágenes, ideas, melodías. Cuestionan las leyes de propiedad intelectual que restringen la posibilidad de compartir contenidos en Internet mientras las mismas empresas habilitan la violación de la intimidad de chicos, chicas y adultos en el mundo virtual y en el que muestran los medios de comunicación tradicionales.

Con sus cámaras o con el celular registran el mundo desde su punto de vista. Mezclan sonidos para hacer música electrónica, investigan programas y herramientas para editar videos, se ríen de la ironía en los monólogos de los youtubers, dan vida a personajes de animé que a veces ellos mismos encarnan, leen blogs, crean vínculos en las redes sociales. Con todo eso a cuestas, salen a la calle, van a la escuela y cuestionan que se califiquen como correctas o incorrectas las opiniones en un examen con multiple choice.

El taller estuvo coordinado por Paula Castello y Hugo Muleiro del área de Capacitación. Soledad Arenaza, integrante del equipo de Protección de Derechos, explicó el trabajo de la Defensoría del Público. Vanesa Leschuitta, realizadora audiovisual, tandilense por elección, propuso sintetizar en un video las opiniones que circularon ese día y puso a disposición ejemplos y herramientas. Fue un espacio de intercambio, de análisis y, también, de producción.