Jornada con profesionales sobre coberturas policiales
Más de treinta profesionales de medios audiovisuales, a los que se agregaron columnistas de prensa escrita, participaron de un debate acerca del periodismo vinculado a temas policiales, organizado por la Dirección de Análisis, Monitoreo e Investigación.
La actividad reunió a movileros, camarógrafos, editores, periodistas y productores ejecutivos de la TV Pública, Télam, C5N, Canal 9, Radio Continental, Canal 13, la Radio de las Madres y de distintos programas radiales y televisivos. Se habló de la forma en que los medios encaran periodísticamente lo referido a crímenes y delitos, el derecho a la intimidad y el acoso ejercido a familiares de víctimas en busca de rating, entre otros temas.
“La precarización laboral también atenta contra la libertad de expresión”, sostuvo Cynthia Ottaviano, al referirse a las malas condiciones de trabajo que experimentan muchos profesionales, presionados para llenar espacios y dar “primicias” que atraigan a la audiencia. “Cuando se conoce una noticia, la perspectiva del hecho suele ser la de la policía, porque es la primera fuente consultada”, agregó. Y concluyó que “el periodista se ha convertido en fuente, como cuando se declara ‘esto lo dijo tal conductor’”, lo que atenta contra la rigurosidad de los hechos a la hora de informar.
Carolina Balderrama, jefa periodística de la Agencia de Noticias Télam, recordó una discusión mantenida con un editor, que justificó haber dado espacio a la virginidad de Candela Rodríguez como dato “importante” relacionado al crimen de la niña. Graciela Stuchlik, editora de Télam, celebró “la apertura de este espacio para discutir temas de nuestro trabajo”, como forma de “cortar con las estigmatizaciones que suelen dar vueltas en muchos programas radiales y de TV, como llamar ‘pibes chorros’ a los adolescentes”.
La principal demanda transmitida por los participantes se relacionó con la falta de capacitación. “No tenemos equipos periodísticos que nos acompañen en las salidas -afirmó Marcela Ojeda, movilera de Continental-, y por lo general, los gerentes ven una imagen en la TV y nos mandan a cubrir”. Las presiones para que siempre haya “algo importante” al aire también fueron marcadas por Fernando Alonso, responsable de los informes desde exteriores de la TV Pública: “Al cronista lo obligan a seguir con un negocio que no es suyo. Tenemos que defender al público de eso, pero también nos tenemos que defender a nosotros mismos. Hay que resguardar a la audiencia de una violencia que es redactada, por eso este debate es tan útil”.
Otro de los que reclamó preparación profesional fue Andrés Perrone, editor de Canal 9. Ottaviano explicó detalles de las tres jornadas de capacitación que la Defensoría realizará en el canal y adelantó la intención de organizar encuentros también con los licenciatarios de los medios audiovisuales. “La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual habla concretamente de la responsabilidad social que deben tener los medios”, recordó la Defensora, que destacó a la información “como un derecho y no como un negocio, como en la época de la dictadura”.
Con respecto a ese cambio de paradigma, Emilio Ruchansky, columnista de la TV Pública y del diario Página 12, habló de la cláusula de conciencia que en estos momentos estudia el Senado, para resguardar a los periodistas ante las órdenes de emitir mensajes o contenidos con los que están en desacuerdo. “Sería muy bueno estar protegidos en ese sentido”, profundizó Ruchansky. Y agregó la necesidad de “resguardar también a los que sufren las guardias o las persecuciones periodísticas. Si un movilero o un periodista en el estudio exige que alguien declare algo y esa persona no quiere hablar, es una barbaridad que lo obliguemos a hacerlo”.
Miriam Lewin, periodista de investigación, apoyó el análisis. “A veces no tenemos respeto, salimos a buscar la palabra en caliente de alguien, para conseguir declaraciones supuestamente exclusivas y nos olvidamos de la dignidad de las personas. Todo eso hay que corregirlo”.
Paolo Menghini, editor de la TV Pública, declaró: “Desde mi doble condición: trabajador de los medios, pero a la vez padre de Lucas, fallecido en la tragedia ferroviaria de Once, creo estar capacitado para decir que la defensa de la intimidad de la víctima tiene que estar en la conciencia del periodista. Porque además del famoso rating, detrás de esos acontecimientos hay un montón de gente destruida”. Para Ricardo Ragendorfer, de CN23 y el diario Tiempo Argentino, “el caso Angeles es un verdadero ejemplo de cómo una noticia se convierte en espectáculo”.