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El barrio en primera persona

Este es el video que produjeron los chicos y chicas de la Villa 21-24 de la Ciudad de Buenos Aires como parte de la propuesta de la Defensoría del Público. Un camino que pocas cámaras recorren y primeros planos que no incriminan.

Un mural en el espacio donde los chicos y las chicas van al apoyo escolar y al grupo de jóvenes de la Fundación Uniendo Caminos, el camino que cada uno recorre para llegar ahí, las casas de los amigos, el centro de salud, el mural del Padre Pepe, los gendarmes, los pasillos, el kiosco, los laberintos, la plaza, el camino de entrada y salida del barrio. Son las imágenes que recorren todos los días los chicos y las chicas de la Villa 21-24 de Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires, y que no salen en los medios. Acá, sus vidas cotidianas se cuentan en primera persona. Si tuvieran espacio en los medios de comunicación pondrían en pantalla “las cosas buenas que pasan en los barrios y que no se muestran”, en contraposición a lo que suele concentrar la atención sobre su barrio: “cuando hay algo malo vienen de todos lados”, dicen en este video.

“¿Por qué será que tiene que ser así?”, pregunta el estribillo de “Cosas de la vida”, el tema del rapero Fili Way, oriundo de Puerta de Hierro, en La Matanza, que los protagonistas y realizadores de esta producción eligieron como cortina. El taller que coordinó la Defensoría del Público durante noviembre, y que dio origen a esta producción, buscó algunas respuestas para esta pregunta. Puso en la pantalla fragmentos de programas periodísticos y de ficción para analizar los roles en que aparecen los y las jóvenes y ese análisis se contrastó con los modos en que se definen a sí mismos, con sus gustos, inquietudes, desafíos.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual atravesó el intercambio. Se plantearon las previsiones para proteger a niñas, niños y adolescentes de contenidos no aptos para todo público; las disposiciones para que los medios no manifiesten ni promuevan tratos discriminatorios; los distintos tipo de licenciatarios reconocidos por la ley que representan espacios para la expresión de sectores hasta ahora excluidos. Las denuncias y actuaciones a cargo de la Defensoría del Público dieron cuerpo a estos principios y acercaron una herramienta para que los derechos se vuelvan palpables.

Gusti, Mati, Luqui, Noe, Bito y Rubén trazaron el mapa de su trayecto cotidiano por el barrio. Virginia Vizcarra junto a voluntarias de la Fundación Uniendo Caminos y Paula Castello desde la Defensoría acompañaron el recorrido. Juan García Lewin, del área de Comunicación institucional, editó el material. El primer viernes de diciembre, la titular del organismo, Cynthia Ottaviano, miró cuatro o cinco veces el video junto a sus realizadores y el equipo de trabajo.

¿Quién lo planificó? ¿Quién lo hizo? ¿Qué se cuenta? ¿Para qué se hizo? ¿A quién se dirige? Estos interrogantes finales sirvieron para evidenciar qué pasa cuando las y los jóvenes y sus barrios se cuentan por sí mismos y, tal vez, para cambiar la pregunta original. Porque después del análisis, de hablar de intereses e intenciones -los manifiestos y los no declarados-, de ponerse delante y detrás de la cámara, de construir un relato propio, distinto, auténtico, la síntesis es que las cosas “no tienen que ser” -y muchas veces no son- así como se cuentan. Son más ricas, más complejas y más justas cuando quienes las cuentan son sus protagonistas.

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