30 años de democracia en la Facultad de Periodismo de La Plata
Invitada por la casa de estudios, la Defensora del Público, Cynthia Ottaviano, formó parte del congreso “30 años de Democracia. Agendas y Desafíos”, desarrollado en la sede platense de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
El panel, coordinado por el periodista Pablo Bilyc, fue compartido con el juez federal Carlos Rozanski, titular del Tribunal Oral Nro. 1 platense, cuya actuación determinara varias condenas a responsables de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
Al iniciarse la charla, Bilyc advirtió que la cita no significaba “una conmemoración formal por los 30 años de democracia, reduciéndola a un tema de procedimiento. Esta facultad toma posición, llama ‘Néstor Kirchner’ a su edificio, premió a Hugo Chávez y a Rafael Correa, y abre sus puertas ante casos de emergencia social. Entendemos que hay que poner la realidad en tensión, y que la democracia no es un punto de llegada, sino de partida”.
“Es una alegría estar acá para dialogar sobre la forma en que fuimos construyendo una comunicación democrática en los últimos años -comenzó Ottaviano-, después de que durante tanto tiempo las corporaciones resistieron la sanción de una ley, logrando que 73 proyectos presentados en el Congreso nacional de distintas corrientes políticas quedaran en la nada”. La Defensora contrapuso esa realidad con lo ocurrido en 2009, cuando después de un proyecto elaborado por el Poder Ejecutivo, que tomaba los 21 puntos de la Coalición por una Comunicación Democrática, el borrador fue debatido en 24 foros públicos, con el aporte de 10.000 participantes que introdujeron 120 modificaciones al articulado original. Lo que demuestra que esa comunicación democrática es fruto de una construcción colectiva, amenazada y acechada cada vez que aquellas corporaciones llaman despectivamente ‘Ley K’ a la LSCA”.
“Y así como fue complejo llegar a una nueva ley de medios audiovisuales -explicó-, también lo es hacer palpables todos los días los derechos ganados por la ley, a dar y recibir información. Antes, el paradigma de la comunicación era autoritario, mercantilista y liberal. Autoritario porque los medios nacieron al calor de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Mercantilista porque se fijaban sólo en el negocio, sin dinero no se podían tener licencias y el Estado era subsidiario cuando no había otra alternativa. Y liberal porque los grupos económicos terminaron acumulando licencias de una manera descarada. Hoy, la realidad es bien distinta: el nuevo paradigma de los medios es en la perspectiva de los derechos humanos”.
Marcando todavía más esa diferencia de concepto, Ottaviano sostuvo que en la actualidad “dejamos de lado el sujeto empresario, y lo que entendemos por licenciatarios no son dueños de esas licencias, sino ocupantes ocasionales, que tienen el deber de contribuir con ellas al desarrollo sociocultural de la Argentina”. Y al hablar de la democracia ganada, se preguntó: “¿Cuánto tenemos que sacudirnos todavía de la colonización de la subjetividad que impuso la última dictadura cívico militar? O como decía Paulo Freire: ¿Cuánto de ese otro yo tenemos introyectado dentro nuestro? Porque es evidente que la dictadura militar intentó imponer un proyecto económico para sus propios intereses, pero también es cierto que buscó crear un hombre nuevo a partir de un nuevo andamiaje ideológico cultural”.
Como muestra de esa imposición, leyó algunas cifras: en 1973 y 1974, cada argentino leía un promedio de tres libros por año, cifra que cayó a dos en 1976, a uno en 1979, y a menos de uno en 1981. Los cincuenta millones de ejemplares impresos anualmente antes del golpe de Estado disminuyeron a 31 millones en 1976, y a 17 millones entre 1979 y 1982. Durante los años 1973 y 1974, el argentino utilizaba entre 4000 y 5000 palabras en su vocabulario. Después del asalto al poder de Jorge Videla, los números cayeron a 1500 palabras.
Rozanski insistió en que “el sojuzgamiento económico del país no hubiera sido posible sin un proyecto económico”, y reconoció que su intención “no era empezar por ese tema, pero Cynthia me hizo pensar. La huella cultural que dejó el terrorismo de Estado fue terrible, y la colonización de nuestras subjetividades que dejó la dictadura es un tema muy difícil de digerir, pero que hay que analizar, aunque nos cueste”. Y agregó: “Si hago una síntesis de estas tres décadas democráticas, sin duda la demanda más grande es la democratización de la justicia. Por ejemplo, casi la mitad de los integrantes del Consejo de la Magistratura pertenecen a las corporaciones, que eligen a esos candidatos. Es algo que hay que cambiar”.
Para el juez, otra de las consecuencias de la dictadura “fue la pérdida de sensibilidad por la injusticia, algo vinculado a lo que decía Cynthia acerca de las subjetividades. Pero también es cierto que en estas tres décadas no todo fue igual y destaco los avances de los últimos diez años, que a mi juicio fue la etapa más maravillosa que pude vivir. Fíjense en lo ocurrido con los genocidios, por ejemplo. Desde el primero en 1915, el armenio, todos quedaron impunes. Y sin embargo en Argentina, a pesar de mis críticas al sistema judicial, se avanzó de una manera importante en los juzgamientos a responsables de delitos de lesa humanidad”.
“La puja distributiva no es sólo económica, sino también simbólica, por el sentido -finalizó Ottaviano-, y ya que estamos con estudiantes de periodismo, es una buena oportunidad para pensar en el doble rol que tienen: son constructores de la comunicación, pero no se olviden de que también son audiencia. Ahí está la clave para profundizar la democracia en el país. Poner el foco en los derechos que plantea la Ley, hacerlos respetar y en la participación ciudadana para seguir profundizando la democracia”.
Durante el Congreso le fue entregado el premio “Rodolfo Walsh” a Susana Trimarco y entre los que hablaron en las mesas de debate se destacaron María Pía López, Pablo Llonto, Jorge Rivas, Sergio Ciancaglini, Stella Calloni, Santiago O´Donnell, Vicente Muleiro, Hugo Muleiro y Daniel Badenes. El periodista y conductor Víctor Hugo Morales transmitió su programa en vivo desde los estudios radiales de la Facultad.